¿Disney en Llórens Torres? ¿Eliminar La Perla? ¿Borrar de la memoria Villas del Sol, el Caño de Martín Peña?
Si estas son las cuestiones que preocupan a nuestros legisladores y políticos, pues ¿qué más necesitamos para entender que el pueblo no figura ni como preocupación ni prioridad para estos sicarios abogansters que redactan dizque las leyes?
Familia, ¿hasta cuando? Lo que en su momento fue una idea innovadora y de razonamiento sólido – el de mezclar las comunidades para incluir tanto la media clase como la clase trabajadora – por la falta de seguimiento y el gustito a las ganancias del tráfico de drogas ha quedado en nada, en un desastre de planificación urbana. Se dieron por vencidos los miembros de la cultureta política del país y sucumbieron al complejo sistema de payola que opera a niveles gubernamentales.
Nos están vendiendo hasta a los abuelitos y nadie dice nada. ¿A quién se le ocurre que el área metro necesita un Disneylandia, y encima en Ocean Park? Obviamente, estos anormales no pasan lo que pasan las huestes boricuas detrás del volante de un auto a diario. Dos horas de ‘commute’ diarias resultan en 28 días del año sentado detrás del volante estoquiao en algún tapón. Ningún otro lugar del mundo cuenta con tiempos tan largos para lograr cruzar distancias tan cortas. ¿Y dónde está el grito en el cielo?
No seamos ingenuos. Si seguimos así nos vamos a convertir en una isla de instituciones correccionales y shopping malls. Er... bueno, tal vez estemos tarde para evitar eso, pero no para recobrar un poco de dignidad y reclamar el control de nuestro destino como... ¿nación, país, sociedad, cultura, etnia...? Semántica, más nada. El que todavía pierda el tiempo tratando de definir a la isla, pues ése está bien alejado de la realidad, ya que hoy día las sociedades no pueden existir en el vacío.
Tenemos que aspirar a algo más. ¿De qué vale anunciarle al mundo que sí, coño, somos nación, si luego damos media vuelta y le vendemos Llórens a Disney World? ¿Cómo podemos adoptar una actitud puritana y moralista cuando se nos mueren los deambulantes pudriéndose de adentro hacia afuera en medio de la calle? ¿Con qué derecho criticamos el narcotráfico cuando le facilitamos el negocio a las grandes farmaco-industrias que producen los químicos necesarios para procesar las diferentes susodichas drogas ‘duras’?
Tenemos tantas alternativas, tantas opciones para comenzar a transformar nuestra sociedad y convertirla en un ejemplo a seguir. No como ahora, que somos el hazmereír de Latinoamérica y el ‘punch line’ de los chistes gringos. Todo el mundo sabe que Puerto Rico está a la venta, que sólo falta un poco para que se convierta en otro Hawaii sin la etiqueta política de ‘estado’. Siendo simplemente un pedazo de bienes raíces facilita el despilfarro de los recursos boricuas por parte de los norteamericanos y los conglomerados multinacionales.
Y que quede bien claro que el recurso natural boricua número uno es su gente, su propia gente. Sí, así como lo oyen. Puerto Rico cuenta con más mujeres educadas que cualquier otro país de Latinomérica, y su fuerza laboral está mejor educada que la de gringolandia. ¿Esto qué quiere decir? Pues quiere decir que estamos vendiendo no sólo nuestro terruño, sino a nuestra gente también. A nuestra GENTE.
Familia, esto trae a flor de mente una pregunta: ¿cómo vamos a defendernos, con violencia o con inteligencia?
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